«Pies en polvorosa» y la podología, relación de este dicho con el cuidado de los pies
Los pies necesitan nuestra atención desde hace milenios. El bipedismo es, quizás, el rasgo de nuestra especie que más nos hace diferentes respecto al resto de animales. No es que sea una exclusiva, otras especies también pueden aprovecharse del bipedismo, pero el de los homínidos fue determinante para el actual ser humano. Los dos pies llevan millones de millones de pasos levantando polvo en la historia de la humanidad y eso necesita cuidados…
El dicho «poner pies en polvorosa» siempre nos causó curiosidad. No por el significado que muy claro lleva implícito, que es huir de manera rápida o echar a correr. Más bien nos parecía curioso por los numerosos orígenes que se le han querido dar. Desde el de la humillación a un enemigo secular en la Edad Media hasta el del los consejos para cuidar los pies.
De esta manera, el origen más épico – y quizás más certero- estaría en una batalla ganada por los cristianos a los musulmanes durante la Edad Media española. El rey de Asturias y León, Alfonso III, en el siglo IX decidió emprender una campaña militar para frenar las incursiones de las tropas musulmanas mandadas por el emir de Córdoba. Un atardecer muy oscuro, se piensa que por un posible eclipse solar, permitió a los ejércitos cristianos sorprender a los musulmanes por la retaguardia. En su retirada desordenada y precipitada lo hicieron por un páramo de tierras polvorientas, conocido como los Campos de Polvorosa (Pulveraria, en latín), en la actual provincia de Palencia.
El polvo que levantaban las tropas árabes en rápida retirada cubría todo el horizonte de esa meseta. «Poner pies en polvorosa» empezó a ser una frase hecha para los cronistas y las gentes de la época. Existe otro posible «origen histórico» de este dicho popular. Sería una frase utilizada en la jerga de las germanías y de los ladrones callejeros. Germanía en el sentido de hermandad y germanos en el significado de «hermanos». Sería el equivalente a las bandas de delincuentes callejeros actuales y el dicho «pies en polvorosa» una manera de avisarse de un peligro para emprender una huida rápida por los caminos y no ser apresados.
Consejos para cuidar los pies: el mejor, acudir al podólogo
Por último tenemos el origen de este dicho en los cuidados de los pies. Hay que reconocer que es un origen mucho más incierto y poco acreditado. Se trataría de una frase hecha referida a unos pies doloridos por haber caminado levantando polvo durante días. Unos pies «hechos polvo» que necesitarían de los cuidados de la podología. Esta ciencia de la salud es muy demandada en la actualidad, aunque en cierta forma se practicaba desde épocas muy remotas debido a la importancia de nuestros pies. Con ellos aguantamos nuestro peso y nos desplazamos, pero también son nuestro «natural y esencial» punto de apoyo de todo nuestro cuerpo.
Algunas razones que aconsejan cuidar nuestros pies y acudir al podólogo:
- La primera y más evidente, ya apuntada un poco más arriba, los pies son nuestro sustento. Sobre nuestros pies descargamos el doble de nuestro peso en cada paso y hasta cuatro veces más si hacemos deporte (corremos, saltamos, batimos…)
- Se utilizan los pies durante gran parte del día. Cuando estamos trabajando al menos más de 8 horas, independientemente del trabajo que tengamos. Siempre que hacemos deporte, aunque sea natación. Incluso cuando estamos de ocio.
- Los pies son la fuente muchas veces desconocida de otras dolencias. Problemas severos de espalda pueden venir por una mala pisada. Hacer una revisión de nuestra manera de andar puede prevenir muchas enfermedades. Ir al podólogo y realizar un estudio biomecánico de nuestra pisada debería ser como acudir al dentista y hacernos una revisión dental.
- Realizar deporte supone un sobreesfuerzo y sobrecarga a nuestros pies. Entrenar y tener molestias, aunque sean leves, pueden provenir de un mal conocimiento del verdadero estado de nuestros pies. Es aconsejable acudir a un podólogo, si es deportivo mejor, para que estudie tu pisada y te recomiende cómo hacer esa actividad. Si harían falta plantillas o un calzado especial.
- Por último, pero no menos importante, la elección de un buen calzado puede facilitarse acudiendo sin prejuicios al podólogo. Muchas veces, la moda y la coquetería pueden hacer que no veamos un problema evidente. Quizás nuestros pies sean más anchos de lo habitual en un «largo de pie» y no podamos llevar determinado calzado, como tacones o deportivas. Esto se reconoce y soluciona visitando regularmente al podólogo. Tener un control de la pisada es fundamental para cuidar la salud de tus pies y prevenir patologías o posibles lesiones.