El sueño de cualquier niño es tener una mascota. En realidad, contar con una mascota como un miembro más del hogar familiar suele ser del agrado de niños y de adultos. Los animales que conviven con el hombre han tenido que prescindir de su libertad salvaje y de muchos instintos que les servían para desenvolverse en entornos más hostiles
El parentesco entre lobos y perros, gatos y leones, nos muestra como eran razas de mamíferos dedicadas a la caza en grupo, rasgo vital que compartían con el hombre prehistórico. Es muy complicado determinar con exactitud cuándo el perro y el gato decidieron aliarse con el ser humano en sus avatares cotidianos. No obstante, los yacimientos arqueológicos y la documentación histórica nos pueden servir como fundamentos para varias teorías.
En los asentamientos prehistóricos se han encontrado huesos de animales entre las huellas humanas, sin embargo serían muestras de la alimentación de estos hombres más que señales de convivencia. De todas formas, ante la imposibilidad de comprobar si los recolectores-cazadores de la prehistoria se ayudaban de los perros para su caza o de ciertos roedores para encontrar alimento, tenemos que centrarnos en el periodo del Neolítico, cuando el ser humano se asienta y transforma el ecosistema que le rodea, con la agricultura y la domesticación de algunas especies animales.
Mascotas: el peyorativo nombre de mascota
Las sociedades protectoras de animales sugieren que se vaya utilizando el término de animal de compañía en lugar de «mascota». Esto es así porque mascota alude al sentido «mágico» de la función que tuvieron esos animales para muchas civilizaciones. El gato, por ejemplo, estuvo divinizado en el antiguo Egipto. Pero ese supuesto privilegio hacía mención a una evidencia menos digna, esos animales domésticos no servían para nada, no tenían ninguna utilidad alimenticia o como fuerza de trabajo, sólo daban compañía o resultaban agradables de contemplar.
Al final, perros y gatos han sido los animales que han acaparado el gusto humano por la compañía animal, a pesar de que se probaron otras mascotas que por sus características físicas o docilidad gustaron a los hombres y mujeres del pasado. La dama del armiño, pintura de Leonardo da Vinci, da muestra del gusto por animales exóticos y dóciles, de piel suave, que suponían un distintivo de rango social. Que se prefieran a perros y gatos tiene que ver con la supuesta inutilidad para el humano, que no fue así en realidad. Ambos, antes que compañía, hicieron funciones de caza y protección para el hombre, usos que hacen adaptarse al animal porque se les procuraba, a su vez, alimento y seguridad.
El perro, el gato, el cerdo o la oveja, ¿quién hizo primero compañía al hombre?
La teoría más aceptada del primer animal «adaptado» a la convivencia con el hombre, es la del lobo-perro. Hace unos 12.000 años, manadas de lobos hambrientos por la escasez de caza bajarán a los primeros campamentos humanos a comer los restos de alimentos que dejaban sus pobladores. El hambre les quitó el miedo de compartir refugio y camino con los hombres. Éstos verían la utilidad de ese animal que mostraba un comportamiento social como el humano, en funciones de apoyo en la caza y seguridad de los campamentos. El ser humano haría de «desarrollo evolutivo» de la especie, pues prefería quedarse con las crías y animales jóvenes que mostraban mayor sometimiento. Así se originaron la infinidad de especies caninas existentes.
Hallazgos recientes arqueológicos en Anatolia (Turquía), en yacimientos megalíticos, harían coincidir en fecha, entre hace doce y diez mil años, al cerdo con el perro como primer animal doméstico. Los numerosos huesos de cerdo salvaje en esos poblamientos humanos nos dicen que compartiría convivencia temprana con el hombre. Su función alimenticia será la más clara, pero pudieron tener también funciones defensivas, ya que fue un animal usado hasta por las legiones romanas en sus batallas.
La domesticación ovina está muy bien documentada y forma parte de la llamada «revolución neolítica», empezada sobre el 10.000-9.000 a. C. El gato es el último en incorporarse a la convivencia «familiar» con el ser humano y su origen doméstico más aceptado estaría en el antiguo Egipto y en Mesopotamia, cuando se usaron a las crías de león y otros grandes felinos como «seres mágicos» o como cazadores de ratones en los almacenes de los templos.
Mascotas o la gran «utilidad» de nuestros animales de compañía
Si para nuestros antepasados la supuesta inutilidad de ciertos animales supuso la decisión de adaptarlos a la vida humana, en la actualidad esa falta de valor económico o alimenticio se ha transformado en una gran utilidad social. Las mascotas o animales de compañía están presentes en funciones que van más allá de la mera compañía. Su utilidad en la salud tanto física como psicológica de los seres humanos está más que reconocida. Los perros lazarillo, los perros que ayudan en los rescates tras catástrofes; los gatos usados en terapia con personas autistas, los gatos que acompañan a las solitarias personas mayores… en fin, ya quisieran algunos humanos ser tan útiles.
Mascotas y perro guía, dos conceptos diferentes. Fuente imagen