Los bailes de salón causaban furor en el siglo XIX. El baile en sociedad era la forma de ocio y diversión preferida. De los grandes palacios de nobles y reyes, el baile fue pasando a las clases sociales que comenzaban a tomar posiciones en la escala social, donde la influencia y el poder se podía ganar no sólo por el linaje familiar, sino también por la buena marcha de los negocios. La burguesía organizaba ya en sus palacetes más bailes que la nobleza. Desde la burguesía fue más fácil que estos bailes llegasen hasta las clases populares, que los adaptaron a sus gustos. Eso ocurrió con el chotis en Madrid, aunque también existe el chotis argentino, paraguayo y uruguayo; incluso el chotís mexicano y el Xote (chotis) brasileño
Chotis, un baile de Madrid para San Isidro y la Verbena de la Paloma
Dice la tradición que en Madrid el chotis llegó gracias a un gran baile organizado el 3 de noviembre de 1850 por la reina Isabel II en el Palacio Real. El director de la orquesta tenía una sorpresa para los asistentes, una de las piezas era una polca alemana que estaba de moda, el Schottisch. La prensa de los ecos sociales recogió ese detalle y entre los músicos de la villa pronto corrió la noticia, llegando ese baile nuevo a las orquestas de las verbenas festivas. Los castizos, chulapos y chulapas, madrileñizaron el nombre alemán y de Schottisch pasa a llamarse ‘Chotis’.
Lo más particular de este baile es que se baila cara con cara y en un espacio diminuto, con pasos cortos. Los más castizos dicen que el chotis bien bailado no debe salir de una «baldosa». Otra característica peculiar de este baile es que resulta uno de los pocos donde la mujer «lleva» al hombre. Ella gira con pasos cortos alrededor de él y éste gira sobre su eje, sin dar pasos. Esa es la esencia, luego están permitidos unos tres pasos atrás y adelante como «descanso», marcados por un cambio en la música. Los más «chulapos» se ponen una mano en el chaleco, ni siquiera rodean a la mujer con su brazo o se ponen de puntillas, incluso los más «chulos» (de Madrid), se van limpiando, mientras giran, las punteras de sus zapatos en la parte trasera del pantalón.
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