«Ha pasado un ángel», minuto de silencio
Es bastante incómodo. Algunas personas miran al suelo y otras no saben dónde mirar. En mitad de una conversación, un diálogo o una charla entre varias personas se produce un silencio, un vacío de palabras sin causa o motivo para ello y que incomoda a todo el mundo. Será cuando alguien recuerde la expresión: «ha pasado un ángel». Todos sonreirán y es probable que se rompa el silencio, pues tras decir esa frase se vuelve a reanudar la conversación «congelada».
El origen de esta frase tan curiosa es bastante antiguo. Lo más convincente y acertado como posible origen estaría en el uso religioso de la frase. Es decir, es una expresión de respeto que tenían los interlocutores cuando se nombraba a una persona fallecida. Si alguien decía, por ejemplo, el nombre de un difunto de la familia en medio de una conversación, aunque fuera coloquial, dejaba un tiempo de silencio antes de seguir hablando. Se consideraba, en la Roma de la Antigüedad, que al «invocar» el nombre de esa persona fallecida, estaba pasando su espíritu cerca de los que mantenían esa charla.
Un minuto de silencio, está pasando un ángel…
Más adelante, cuando el cristianismo se consolidó por toda Europa y en los reinos cristianos de lo que hoy es España, ese acto de respeto al difunto con un silencio se convirtió en una frase hecha, pronunciada para romper el mutismo creado sin saber por qué en medio de una conversación. Se sustituyó la creencia de que pasaba el espíritu de un muerto por el hecho más cristiano de que «pasaba un ángel». Un ángel, que para muchos seguía siendo el recuerdo de un ser querido fallecido. Por eso se siguió usando entre los cristianos ese silencio respetuoso cuando se recordaba a un difunto y la tradición religiosa derivó en la costumbre actual de mantener «un minuto de silencio» en recuerdo respetuoso de los fallecidos.