A tres me parece que va la vencida
(La Celestina; XIX 3)
Ya en la tragicomedia de Calisto y Melibea, conocida como La Celestina, atribuida a Fernando de Rojas, de finales del siglo XV aparecía este refrán. Parece hacer referencia a la costumbre de dar por vencedor al luchador que lograse derribar por tercera vez a su oponente. Es un dicho referido al valor del esfuerzo y del pundonor, una frase que anima a no rendirse.
Muy empleado, incluso en la actualidad tiene vigencia y no ha perdido su uso. Se emplea esta frase o refrán popular, con un origen de tradición oral, cuando no logramos algo al primer intento y tampoco al segundo que se supone la repetición válida. Lo centramos todo, entonces, al tercer (y definitivo) intento.
También puede decirse tras repetidos intentos frustrados y como una manera de acertar, poniendo en ello mayor ahínco. Se puede decir justo después del segundo intento, como manifestando el deseo de conseguir aquello que se está intentando. O se puede decir a «toro pasado», como para hacer constar que se ha logrado lo propuesto en ese «vital» tercer intento.
Además, podría significar que es mejor no tentar a la suerte y desistir de probar más intentonas una vez que hemos fallado con las tres tentativas habituales. Se piensa que también su origen estaría en un dato bastante luctuoso: durante los siglos XVI y XVII, en las prácticas procesales del derecho penal de esa época, se establecía la muerte al tercer robo. Así, para el reo, la tercera vez era la definitiva… no había «más intentos».
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