El origen de este dicho popular que se sigue usando mucho estaría en el mundo rural. Cuando las fincas agrícolas y el pastoreo se vigilaba con perros guardianes, se demostró que los más ladradores eran al final los más cobardes…

Existe una teoría sobre el origen de este refrán bastante lógica. No está claro ser precisos con el origen de un dicho popular cuando tiene cientos de años, pero lo podemos encontrar en la vida cotidiana del mundo rural. Es decir, el mundo del campo y especialmente en la caza. Los cazadores observaron una tendencia muy repetida: el perro que más ladraba solía ser es el menos peligroso. El más ladrador era muy escandaloso y conseguía que las piezas de caza salieran de su escondite, aunque no hacía nada más porque era también el más cobarde y no se enfrentaba a la pieza.
Cuando decimos perro ladrador poco mordedor, estamos advirtiendo que la amenaza no es tan peligrosa como parece. Además, encierra un significado menos agresivo pues los perros ladradores son grandes avisadores y evitan conflictos que podrían terminar en mordeduras. Por eso, la expresión se usa de forma figurada para indicar que no hay que temer a quienes solo hacen ruido.

Así, este dicho está más en el terreno de las apariencias y de la presunción que de la idea de sufrir una amenaza real. Solemos usarlo cuando quienes amenazan y se muestran coléricos no son los más peligrosos, pues hacen poco o sólo bravatas (CVC).
De todas maneras, cuando lo usemos debemos estar seguro de que esa amenaza no es grave. Muchas veces las apariencias engañan pero para peor: