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Origen de la policía, breve historia de las fuerzas de seguridad

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Origen de la policía ¿una historia de buenos y malos?

Existe la tentación de adjudicar el origen de ciertas funciones civiles en sociedad a remotos tiempos. Así, podríamos otorgar al vigía de los asentamientos humanos la función de policía. Esos que hacían guardia pasando la noche en vela, oteando el horizonte lejano y los interiores del poblado desde una atalaya, para la protección del resto de pobladores. Pero no es así de sencillo, las funciones de policía tal y como se entienden hoy día son conceptos fijados en los años finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.

Origen de la policía: El policía de los Simpson. Un jefe Wiggum muy «protector»

Incluso, el término policía es muy reciente. Desde el punto de vista etimológico procede de palabras antiguas, pero lo usamos para definir un concepto de ‘fuerza de seguridad’ moderno. Del griego Politeia y de éste al latín como Politia”, el término indica la idea de relación del ciudadano con el Estado; es decir, derecho de ciudadanía. El Estado antiguo, las ciudades-estados griegas, debía tener una “vigilancia” social para evitar y sancionar las infracciones contra las leyes establecidas. Se crearía en Atenas una figura parecida a un comisario o edil protector de la Politeia (derechos y deberes ciudadanos), pero que llevaría el nombre de ἀστυνόμος (astynomos) , que en Roma sería el praetor urbanus.

Bobbies
Los famosos Bobbies son los policías de Londres. No se crearon hasta 1829 por Sir Robert (Bob) Peel

Los precedentes remotos en España de las Hermandades y Milicias de las ciudades

Durante la larga Edad Media europea no existió la figura del ‘protector de la ciudadanía’ porque ese concepto de ciudadano no se contemplaba. Se era siervo, vasallo o señor; incluso, se podía ser aún esclavo en muchos lugares y circunstancias del mundo conocido. Lo que no iba a perder el primitivo “policía” o guardia era su relación con las urbes. Es en las ciudades y en los caminos que conducen a ellas donde se precisaba de controladores del orden público. Así, toda ciudad de cierta riqueza e importancia estratégica, organizaba una milicia de “gente armada” para proteger sus terrenos y el orden interno de las ciudades.

En España estas milicias o “cofradías” se conocieron con el nombre de Hermandades, creadas en los reinos cristianos en expansión por la península desde el siglo XI. Los Reyes Católicos (Isabel La Católica, en concreto), crearán en 1476 la Santa Hermandad, que venía a unificar todas esas Hermandades que actuaban bajo sus dominios. Sin ser presuntuosos, se puede asegurar que la Santa Hermandad fue el primer Cuerpo Policial de toda Europa. Actuó hasta bien entrado el siglo XIX, pues tenían gran tradición e influencia en ciudades como Toledo, Ciudad Real y Talavera. En su uniforme existía un distintivo que les distinguía de otros guardias, llevaban sobre mangas de color verde y de ahí viene el dicho de «a buenas horas mangas verdes». Hacía referencia a lo tarde que llegaba siempre esa fuerza policial de la Hermandad a los lugares con conflictos 😉  No se sabe si es casualidad, pero la Guardia Civil lleva un color verde en su uniforme distintivo.

Origen de la policía: La Revolución Francesa de 1789

y la vuelta al sentido cívico de la Policía

Los valores de ciudadanía que preconizaba la Revolución Francesa necesitaban de una milicia o fuerza protectora. Se creó el primer Ministerio de Policía en 1796 en París para preservar las nuevas leyes de la Revolución. Los “funcionarios” de esa nueva institución de seguridad tendrían una de las potestades que hacen del Estado garante de la ciudadanía. Se dice que el Estado tiene el monopolio de la fuerza para hacer imponer la Ley que ampare a todos los ciudadanos (Justicia), ejerciendo esa “fuerza” a través de la Policía.

Escudo en Twitter de la Policía Nacional (España)
Escudo en Twitter de la Policía Nacional (España)

Con ese nuevo concepto nacerán los modernos Cuerpos de Seguridad del Estado, las Policías. Es decir, ya no dependen esas milicias policiales de las Coronas o de la Iglesia (la Inquisición tuvo una especie de “cuerpo policial”). En España, excluyendo el breve proyecto de José Bonaparte, el rey impuesto por Napoleón, conocido como  Intendencia General de Policía, no es hasta la Real Cédula de 1824, con Fernando VII, que se crea una Policía General de Reino; funcionarios que ya dependerán de un magistrado, un juez, para su organización y trabajo.


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